En el primer legajo, el magistrado dio por probado que el pasado 31 de julio, a la madrugada, el menor agredió “con un cuchillo sobre la zona lumbar izquierda” a un hombre de 26 años, luego de haber mantenido una discusión con él. La víctima sufrió una herida de tres centímetros y fue derivada desde Telén al hospital Lucio Molas, de Santa Rosa.

De acuerdo al relato de los testigos, ese día estaban reunidos seis amigos en una casa. Dos de ellos estaban abrazados. En ese momento apareció el imputado e intercedió pensando que la víctima quería pegarle a otro menor. Ahí hubo un cruce de palabras entre ellos, a raíz del malentendido, y fueron separados.

Inmediatamente, el menor se fue a su casa y el resto se quedó en la vivienda prosiguiendo con la reunión. Cuando el festejo concluyó y el grupo de amigos caminaba por las calles, vieron al agresor. El damnificado dijo que iría a hablar con él para que “todo quede bien”. Al ver que ambos estaban conversando, los testigos continuaron con su trayecto, pero a los 20 metros observaron a la víctima corriendo y al acusado detrás suyo con un cuchillo.

En esas circunstancias, el imputado les dijo “lo enganché”, en alusión al apuñalamiento, y por eso le quitaron el cuchillo y lo arrojaron a un descampado. No obstante, aquel fue a buscar el arma. A su vez, a los pocos metros, los amigos divisaron al agredido con un cuchillo y un hacha, preguntando por su atacante.

Como los testigos se dieron cuenta que sangraba mucho “de la cintura hacia abajo”, la víctima les dijo que había sido apuñalado por la espalda y al ver que perdía estabilidad, avisaron a sus familiares.

Segundo legajo


El abreviado fue convenido entre el fiscal Juan Cupayolo, la defensora oficial Mariana Zabala, la asesora de Niñas, Niños y Adolescentes, Elisa Alejandra Catán, y el propio imputado, quien admitió su culpabilidad. De esa manera fue que Espínola, en la sentencia, declaró la autoría y responsabilidad penal del menor de 17 años por el delito de lesiones graves. El damnificado, al ser informada del acuerdo, no puso objeciones.

El segundo abreviado fue convenido entre el fiscal Juan Cupayolo, la defensora oficial Mariana Zabala y el propio imputado y dijeron que los hechos debían ser valorados en el marco de la ley 26485 de Protección Integral contra las Mujeres. Allí se constató que el peón rural discutió con su pareja y la agredió con cachetadas en la cara, provocándole lesiones en el rostro, en un pómulo y ojo el izquierdo. Por ello, Espínola condenó al hombre de 33 años a seis meses de prisión de ejecución condicional por ser autor del delito de lesiones leves agravadas, por haber sido cometidas contra la persona con quien ha convivido y ha mantenido una relación de pareja.

Además le impuso, por dos años, las siguientes reglas de conducta: fijar residencia, debiéndose presentar en el juzgado de paz de la localidad donde se domicilia en forma trimestral; someterse al cuidado de la Unidad de Abordaje, Supervisión y Orientación para personas en conflicto con la ley penal; y cesar con los actos de perturbación o intimidación, que directa o indirectamente afecten a la víctima.​